La Estrella alumbra en el horizonte anunciando el nacimiento del Mesías, pero la noche es larga y ésta se aburre.
Hoy es tu gran noche_ le dice Marte_ qué suerte la tuya.
La Estrella sonríe conocedora de su magia, pero aun así busca alguna manera de hacer la noche de la venida más amena. Con su halo de luz brillando más que ninguna otra noche se da un paseo por las alturas.
Sabe que tiene prohibido acercarse a los humanos que no entenderían su naturaleza ni su misión.
Pero la Estrella es curiosa y con sigilo para no ser descubierta, baja unos metros para visitar el primer pueblo que encuentra.
La magia de la Navidad va impregnada en ella y la ayudará a conocer los detalles de sus habitantes.
Se sorprende al asomarse a una ventana y ver cómo una madre llega apresurada del trabajo que la tiene presa para llevar la cena de nochebuena a sus tres hijos que revoltosos corren a darle la bienvenida. Más adelante, una pareja de ancianos calienta sopa, no les hace falta más pues se tienen el uno al otro. Una familia numerosa se congrega alrededor de una larga mesa repleta de manjares mientras ríen y brindan. Un chico encerrado entre apuntes que lucha por su futuro es llamado por sus padres para cenar junto a un árbol lleno de luces de colores. Un empresario joven celebra con su familia que, a pesar de los tiempos difíciles para el negocio, permanecen unidos como aquella familia del pesebre.
La Estrella descubre el secreto. La magia no está en su destello, ni en su halo de luz; la magia de la Navidad se encuentra en cada una de aquellas personas que celebran esta noche lo más importante: el amor.
Que en estas fechas nada nos distraiga de lo importante.
*Feliz Navidad *